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jueves, 7 de mayo de 2009

EXTRACTO


Algo que encontré en un cuaderno perdido, de mi [hasta hoy] libro preferido pero a veces también un poco odiado:





"La Maga quería aprender, quería instruirse. Horacio era exaltado, llamado, concitado a la función del sacrificador lustral, y puesto que casi nunca se alcanzaban porque en pleno diálogo eran distintos y andaban por tan opuestas cosas (y eso ella lo sabía, lo comprendía muy bien), entonces la única posibilidad de encuentro estaba en que Horacio la matara en el amor donde ella podía conseguir encontrarse con él, en el cielo de los cuartos de hotel se encontraban iguales y desnudos y allí podía consumarse la resurrección del fénix después que él la hubiera estrangulado deliciosamente, dejándole caer un hilo de baba en la boca abierta, mirándola extático como si empezara a reconocerla, a hacerla de verdad suya, a traerla de su lado. Sin embargo, el no la amaba, puesto que el deseo cesaría (porque el no la amaba, y el deseo cesaría)..."


Rayuela, Julio Cortázar


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