Mi razón no pide piedad, se dispone a partir...
Después de todo no queda nada. Nada. Ni siquiera los recuerdos que ahora intentas pisotear como hojas viejas en el suelo para luego reciclarlos y usarlos en tus juegos con otras, como si fueran nuevos, como si no fuesen nuestros, como si nunca hubiesen existido. Fácil te es matar cada día un poco de mí y desilusión es lo único que ahora acompaña tu nombre.
Segunda fase: IRA
0 comentarios :
Publicar un comentario